viernes, 21 de junio de 2019

Steven Universe



Steven Universe es una serie excepcional en muchos sentidos. Es infantil, comercial y cursi, totalmente, pero dentro de la aparente ligereza e inocencia de su estética está tejida una elaborada red de complejidades, argumentos y simbologías morales y políticas que la vuelven un constructo muy sofisticado dentro de su género.

La historia es dificil de sintentizar, pero básicamente es sobre las aventuras de un grupo de guerreras llamadas las Crystal Gems que son de una raza extraterrestre de rocas que adquieren forma humanoide y tienen poderes especiales. Steven Universe, es hijo de Rose Cuarzo, la lider de las Crystal Gems, quien se enamoró de un humano y para poder tener un hijo con él tuvo que dejar de existir y transformarse en parte del bebé, por lo que Steven nunca la conoció y de hecho, hasta cierto punto, es en sí mismo su propia madre.

La figura ausente de Rose y a la vez su omnipresente importancia es uno de los elementos más interesantes de la serie. Uno nunca llega realmente a conocer ese personaje más que indirectamente y a niveles ya muy avanzados en la historia, sin embargo todo lo que ocurre en la vida de los personajes está fuertemente marcado por Rose, volviéndola una figura enigmática. Para Steven la vida de su madre, sus decisiones y la importancia que tiene para todos quienes lo rodean es un asunto bastante complejo que se va desdoblando sutilmente a lo largo de la serie y constituye uno de sus principales ejes argumentales: el constante dilema entre el peso de la historia y la autonomía personal, la ruptura con las expectativas, la posibilidad del cambio y la adquisición de una postura propia.

La serie puede ser muy mala al principio. Es lenta y es boba, pero en ese inicio torpe forma parte de su argumentación, pues a lo largo de la serie uno puede sentir como el personaje de Steven se va transformando de una manera muy sutil. Comenzando como un personaje ridículo y a veces nefasto, poco a poco va desarrollando un caracter más inteligente junto con el dominio de sus poderes, de sus emociones y su relación con los demás, de forma que puedes pasar de aborrecerlo a amarlo casi sin darte cuenta. Steven representa la inocencia infantil y su aprendizaje es claramente una alegoría de la adolescencia, de hecho la serie en sí misma puede pensarse como una alegoría, no solo de la adolescencia sino del aprendizaje emocional, a la maduración y el crecimiento espiritual en general.

Mientras que la figura de Rose y su historia representa simultáneamente las vidas pasadas, las expectativas y el peso de la figura familiar en las decisiones propias, Steven y las aventuras de la serie están constantemente integrando cambios, anexando situaciones y personajes, mostrándonos la belleza del presente y el inminente poder del futuro.

La acción dramática de la serie se da siempre de una manera paralela entre las situaciones físicas y un nivel simbólico. Detrás de la aventura, la fantasía y la acción, el asunto a tratar es siempre el mundo de las emociones, es por eso que Steven es siempre el elemento conciliador y resolutivo en los conflictos. La solución aquí rara vez es la violencia y el sometimiento, en el fondo se está luchando todo el tiempo por conciliar. Cada personaje representa aspectos psicológicos específicos, cada aventura representa por lo general un conflicto interno o interpersonal. Es por esto que la serie tiene un valor simbólico muy particular y por lo que siempre existen por lo menos dos niveles de lectura en el argumento.

Hay una constante apoteosis de lo intrascendente, lo humilde y lo marginal. Desde los personajes aparentemente secundarios que toman giros y profundidades completamente inesperadas, las gemas que representan cada una un equilibrio distinto entre poder e insegurdad y por supuesto el mismo Steven. El principal plot twist ocurre hacia el final de la serie al revelarse que [SPOILER ALERT] uno de los Diamantes, los enemigos supremos contra quienes luchaban, y Rose Cuarzo, la madre de Steven, eran en realidad la misma persona, y por consecuente, Steven Universe lo es también. Así, el niño molesto y torpe que comienza la serie, resulta ser al final uno de las gemas más poderosas del universo, luchando por la belleza humilde y tranquila de su vida cotidiana en Beach City y las personas a las que ama. [FIN DEL SPOILER]

A esto se suma la importante perspectiva de género de la serie. Al ser en realidad rocas las gemas no tienen género, sin embargo todas adquieren forma femenina y pronombres femeninos en la serie. Esta decisión deliberada implica que prácticamente todos los personajes relevantes de la serie son mujeres y los pocos personajes hombres que hay en la serie tienen una relevancia tangencial a excepción de Steven, quien sin embargo está lejos de representar un arquetipo de masculinidad sino que justo personifica muchas de las identidades masculinas heterosexuales no canónicas.

Todas las relaciones amorosas entre las gemas, son entonces necesariamente una representación lésbica. Hay una muy clara problematización de las relaciones homosexuales y disidencias de género en las simbologías de la serie.

Las gemas tienen la facultad de fusionarse bailando unas con otras para formar seres más grandes y más fuertes. Nunca termina de ser claro si la fusión es una alusión a una relación sexo-afectiva o solamente una vinculación emocional profunda, pero de cualquier forma visibiliza las problemáticas sociales de la homosexualidad.

En la civilización de Homeworld (planeta de origen de las gemas) solamente son aceptables las fusiones entre gemas del mismo tipo, por lo que las fusiones entre gemas distintas son consideradas inmorales, anómalas y son reprimidas. Resulta interesante como esta problematización se plantea de manera inversa, siendo la unión entre individuos de categorías diferentes (y no iguales como en la homosexualidad) las que representan la relación marginada. Esto es importante porque no deposita la problemática directamente en las cualidades de la relación sino en el contexto social y en las estructuras morales. Es decir, el asunto no se trata de lo que se es o no, sino en la no aceptación de lo diferente.

Me parece muy inteligente la manera en la que aborda estas problemáticas sociales contemporáneas. Al no ser literal, no cae en lugares comunes al respecto, no elabora desde la materialidad real ni las identidades existentes, sino de manera poética, situando el conflicto no en condiciones ni corporalidades sino en decisiones, ideologías y relaciones interpersonales.

Uno de los poderes de los universos fantátiscos es que nos permiten pensar en el mundo que es a través del que no es. Steven Universe es suigéneris incluso dentro de lo fantástico, pues rompe con muchos clichés, sobre todo en el diseño de personajes. Creo que esto es súmamente valioso hoy en día: el surgimiento de nuevos imaginarios y narrativas en las que hay una esperanza cosntruida en una estructura de valores distinta.

El hilo conductor y la sustancia que aglutina Steven Universe son de hecho valores modernos: el amor, la familia, la fraternidad, lo de siempre, pero lo interesante es que que son abordadas desde nuevas formas de construcción simbólica; no desde la grandilocuencia y la legitimación histórica, sino desde la ternura y la verdadera valentía oculta en la vulnerabilidad.




jueves, 22 de marzo de 2018

Call me by your name.

Fui a verla esperando una película interesante por los comentarios escuchados pero pronto me decepcioné y me llené de escepticismo al comenzar a presenciar dos horas de escenas paradisíacas con ambientación europea y una creciente tensión sexual entre dos hombres hermosos: otra película gay.

Evidentemente existe una necesidad de parte de la comunidad de verse reflejada en los medios, de visibilizarse y encontrar también historias con las que nos identifiquemos. Tenemos muchos años conviviendo con historias heterosexuales que comprendemos, sentimos y que incluso emulamos, pero uno termina por saberse ajeno a ellas. Al final hay películas en las que uno solo quiere ver eso: gays. No importa mucho de qué trata, porque siempre trata más o menos de de lo mismo: del hecho de ser gay, los problemas que conlleva y de visibilizar nuestra realidad.

Estos temas políticamente correctos suelen ser poco relevantes para mi. De cualquier forma no pude evitar sentirme conmovido por lo melosa y placentera de la película. Todo está lleno de verano, de feromonas, de duraznos, piscinas y torsos desnudos en el campo. Uno puede sentir el sudor evaporado rozando el rostro y oler el río donde pasean los mosquitos feroces. Ver esta película, siendo gay, es como masturbarse los ojos.

Esta condescendencia me incomodaba, pero fue el factor ácido el que cambió el tono de la película al final, un toque es muy sutil, no es un gran plot twist ni algo muy inesperado, pero fue un detalle que me despertó una serie de reflexiones y tocó puntos delicados.

El tema aquí es la diferencia entre vivir una vida gay y tener una orientación homosexual.

Básicamente es una familia de intelectuales que pasa el verano (o vive, nunca entendí bien), en una casa de campo en la Toscana Italiana. Un lugar abrumadoramente bello. Madre, padre y un hijo adolescente de 16-17 años con hermoso perfil griego.
Reciben unas semanas en su casa a un investigador norteamericano de unos 35 años, rubio, bronceado, extraordinariamente atractivo y con una personalidad tan arrogante que resulta irresistible, todo un canon sexual que pareciera ser la inspiración de un Ken (el de Barbie). Por supuesto, tienen una amorío y entre otros morbosos episodios del ávido despertar sexual propio de un adolescente prototípico terminan enamorándose intensamente. Finalmente, el mayor fortachón debe volver a su país de origen y el joven delicado y tierno se queda con el corazón roto de ver partir a su más grande amor. Exacto, what ever.

Aquí viene el elemento inquietante. Al final, el papá, quien no solamente sabía lo que estaba pasando (al igual que la madre), tiene una charla profunda y sincera con el hijo, en la que lo consuela, lo apoya, lo hace valorar sus propios sentimientos, su dolor, su amor y su juventud, pero en el proceso le da a entender que él también es homosexual. Como remate, seis meses después el amante ausente llama al joven para darle una noticia: se va a casar (es la década de los 80´s, por supuesto que con una mujer).

La negación heteronormada que esto evidencía, rompe la burbuja empalagosa del paraiso terrenal italiano y lo convierten en el verano más hermoso y doloroso de una vida.

¿Qué tenemos aquí?

Tenemos una realidad muy fuerte y muy difícil de ver. Esas cosas pasan, y me parece que pasan mucho más de lo que imaginamos. Pero es algo que va más allá de la negación de la homosexualidad. Es una realidad que tiene más que ver con las pautas sociales que pueden destinar nuestra vida sexual por encima de nuestra sexualidad misma.

Durante toda la película vemos claramente como tres personajes homosexuales no solamente son capaces de pasar desapercibidos como tal, sino que tienen una vida sexual activa con mujeres. No son el retrato del closetero que sufre la represión y añora la libertad, la homosexualidad es aquí algo muy circunstancial, natural e independiente del enunciamiento o no de orientaciones sexuales y etiquetas.

Al final, la sexualidad es algo tan volátil y visceral que la orientación sexual difícilmente representa un factor de poder o no poder tener sexo con cierto género, y de hecho se vuelve algo extremadamente ambiguo y relativo. La preferencia sexual al final es eso, una preferencia.

Pero ¿que pasa cuando nuestra preferencia sexual no concuerda con otras de nuestras preferencias? ¿Qué pasa cuando un homosexual se enamora de una mujer? ¿Qué pasa cuando un hombre heterosexual se enamora de otro hombre? ¿Qué pasa cuando un homosexual quiere tener una esposa? ¿Qué pasa cuando quiere tener hijos? ¿Qué pasa cuando quiere tener una familia en esta sociedad?

La opción existe. Vivir una vida heteronormada siempre es una opción. Seguir las reglas para poder jugar el juego de la felicidad como nos lo han enseñado. Es una opción.

Supongo que esto es relevante para mi porque yo sé que estas cosas pasan. Por estadística, sé que en algún lugar de mi familia pasa y sé que es algo que me pudo pasar a mi.
Y sé que ser gay también es seguir una pauta. Al final ser civilizado consiste en jugar roles en un sistema.

Lo que me parece relevante aquí es que hay un desface entre nuestra naturaleza y nuestra voluntad, y creo que esto es básicamente lo que nos hace humanos. Al final, me parece algo profundamente misterioso e insondable preguntarnos por la moralidad de lo que uno decide hacer o no con su sexualidad. Es algo que escapa al bien y el mal realmente, es profundamente, hermosamente y absolutamente privado. Es una decisión que está desvinculada del mundo. Es como el sonido del árbol que cae en medio del bosque y nadie nunca escuchó.

Creo que muchas veces ni siquiera es una decisión que uno tome. Es algo que tus deseos más profundos y subconscientes, en conjunción con una serie de variables en tu contexto te llevan a enfrentar. Simplemente te encuentras con tu destino y te encuentras tomando una decisión que no decidiste tomar.

Hay muchas ideas aquí que se me quedan flotando alrededor de la cabeza y no sé como conectar. Sentimientos o intuiciones que ni siquiera puedo reconocer claramente. Algunas son contradictorias.

Pero creo que la reflexión final aquí es que las lineas que dibuja nuestra cultura sobre lo que es una vida, la sexualidad y la felicidad son solo eso: lineas dibujadas en el piso, pero ni nosotros ni nuestra libertad ni nuestro destino están en ese plano. Nosotros caminamos y somos otra cosa.

lunes, 19 de junio de 2017

III

III

Para Huicho.





El quería en San Simón, porque le gustaba oír misa ahí y porque queda cerca de la casa: así tú me puedes ir ver o yo a ti.

Le querían hacer una en la iglesia de la campana, porque el hijo de Julio, el de la voz muy grave, canta en el coro, pero Carmen dijo que no.

La de los nueve días fue en la capilla de la Medalla, Carmen no quería, pero todas las misas de ocho se dan ahí. De esa vez, Titi dijo que el padre estaba como desangeladito, de acuerdo, más bonita le pareció la del domingo en San Simón.

Carmen, una canción entre misterios, Virgen del Carmen preciosa palma, cuando yo muera vendrás por mi alma. Es que era muy devoto, desde su primera comunión usó un escapulario que no se quitaba, aunque ya para el final se perdió en el hospital, lo bueno que apareció, siempre si, su dentadura de abajo.

Cuanto tendrá esta virgen, serán unos sesenta y cuatro, ya, ahora el seis de este cumplíamos sesenta de casados, más los cuatro que anduvimos de novios, hasta cuando le dijimos al padre que nos íbamos a casar preguntó cuánto llevábamos, cuatro, ay! pero eso ya es amasiato.

Pues en Isabel la Católica teníamos una mercería que la atendíamos Leonor, Josefa y yo. Y luego dijo que a lado había una fonda donde el iba a comer, porque trabajaba en una panadería cerca.

En ese entonces había unos dulces que se llamaban panatelas y las vendíamos en la mercería. Me da una panatela para el güero, para el güero y que para el güero, hasta que le pregunte quién era el güero, pues ese.

No le veía la cara, dice que porque cuando se pasaba enfrente iba leyendo el periódico. Unas dice que era por penoso, Carmen insistió que era porque desde siempre le había gustado leer.

Hasta qué un día me asomé y lo vi hablando de fútbol con otros y pensé que no estaba mal. Ay! como no, Carmen, otra dice, uy!, y otra, flechazo.

 Total que un día me mandaron un pan en forma de corazón, bueno, antes varios ramitos de flores que vendía una señora en la esquina de Isabel y 20 de noviembre.

 Cuando mandaron el pan preguntó de parte de quién y le dijeron que del güero. Como no sabía bien cual güero pues le pregunté a Adolfo, el hermano que era igualito pero con ojos azules en lugar de verdes, y dijo que el no fue, luego ya me di cuenta que había sido Luis.

domingo, 4 de junio de 2017

II

II


Mamita vivía en un edificio en el centro, me acuerdo de la dirección, porque cuando íbamos los domingos de visita, yo le decía al taxista que nos llevara a Rep. de Perú 52 altos 2. Ese edificio lo tiraron, de hecho todavía está el hueco, quién sabe por qué ya no volvieron a construir, y mejor, porque ahí espantaban.

Pues vivían solas Mamita, una sobrina o prima del pueblo y Emma, la hermana de todos ellos, la que te conté que era muy avara, tanto que cuando íbamos, allá a República, escondía los refrescos rojos para no convidarnos, luego se le olvidaba dónde los ponía y los encontraban enlamados, por todos lados, hasta atrás de los sillones o debajo del trastero. Así de fea, fíjate, que cuando murió solo fueron tres gatos a velarla, es que nunca supo darse a querer.

El departamento no era muy grande pero era amplio, no como los de ahora de poco más de tres por tres. Entrando estaba la cocina, como un pasillito, la dejaban siempre abierta por si regresaba el gato y olía como a caldo porque hervían patitas de pollo para dárnoslas de botana. Luego ya estaba la estancia y al fondo otro pasillo que daba a los cuartos.

Roci estaba como de unos dos años, apenas empezaba a caminar y andaba de aquí para allá en el pasillo de las recámaras, como era largo podía darse vuelo. Estaban todos en la sala cuando pega un grito y sale voladísima del cuarto de hasta el fondo. Algo vio, porque después ya ni se quería acercar.

Eso pasó antes de que nos contaran toda la historia, de haber sabido no hubieran obligado a la pobre a volver a la recámara para que se curara de espanto.

Ya ni se acuerda que año era, ni porqué andaba por ahí tan noche, se le hace que andaba jugando dominó con sus amigos de Luz y Fuerza. Como le quedaba cerca la casa de su mamá se fue a quedar, porque en ese entonces no estaba tan fácil volver desde el centro. Le dieron el cuartito del fondo, que estaba ocupando la sobrina o prima del pueblo, y una cobija limpia. Se acuerda muy bien que se acostó y apagó la luz, no había pasado un minuto cuando clarito sintió unas manos en su cuello, ni tiempo de reaccionar y ya lo estaban ahorcando. Por pura suerte –dijo-  iba pasando mi hermana y oyó que me asfixiaba, rápido que prende la luz y que me sueltan.

No había nadie con él, y ni así hubieran podido acusarle de borracho o mentiroso, porque la prueba la tenía en las dos marcas amoratadas de manos de calaca en su pescuezo.

Ni la evidencia, ni los testimonios bastaron para darle crédito. Cada uno de los hermanos y primos quisieron jugarle al valiente, acostarse en esa cama, apagar la luz y que le estamparan las manos huesudas, y así fue.

Algunas de las primas o esposas también quisieron ver que se sentía, pero a ninguna les tocaron ni un pelo. Dijeron que, a pesar de todo, Mamita nunca creyó, y tampoco se admitió ninguna explicación como oficial.

En 1988 se demolió el edificio, todos agarraron el periódico esperando leer que el terreno solía ser un panteón o que se descubrieron cadáveres de viudas o de criaturas sin bautizar, pero lo único que se encontró fueron montones de ollas emparedadas repletas de purito oro.


miércoles, 31 de mayo de 2017

I


I


Sé que José Reyes, un piñero de Loma Bonita, allá donde las quesadillitas recién fritas con plátano macho maduro y arroz; tenía una casa blanca  con un vestíbulo de doble altura donde colgaban unos helechos de sombra, como los que había en el patio techado de Cumbres de Maltrata, y hamacas por el calor, pues tanto hacia que hasta Huicho dijo que era la antesala del infierno.

Sé que Mariquita también tenía una casa igual, así blanca y con el mismito vestíbulo, nomás que en la calle de Cuautla, y era, ahora si que, la casa grande de Don José. Dicen que todavía existe esa casa y que a ver sí luego nos damos la vuelta.

Sé que el papá de mi Tita,José Reyes, se parecía a Pepe, Carmen dijo que era la viva imagen pero en carácter, pon tú, a Aurelio: serio, estricto, culto y cabrón, es que eran otros tiempos.

Cuando invitaban a comer a los niños de Leonor al departamento de Aurelio en el 3 de Cuicuilco, les hacía mantener los modales de la gente bien. Con el mango del cuchillo para mantequilla les daba golpecitos en los codos hasta que los bajarán de la mesa. Le temían, dijeron que hasta a su Josefina le daba miedo, que ha saber si alguna vez le pegó, que lo que sí es que clarito escuchaban cuando perseguía a Gustavo con el cuero en la mano, cuando lo alcanzaba y también, cuando le acomodaba unos buenos por andar en malos pasos.

Gustavo fumaba desde chico y ve tú a saber si después hubo más drogas gruesas, a tu Tita le daba miedo porque andaba mucho con Huguito, mira, la verdad, y que Dios me perdone, pero que bueno que se fue, el era muy inocente para este mundo.

Un día que llega así como borracho y pálido, pálido, pero no olía a copa, quien sabe que le habrán dado. Tu Tita que se moviliza y le marca a todas sus amistades, tenía buenos amigos del montesori - ah, porque el iba en un montesori como ustedes- había uno de los amigos que lo quería mucho, tenía carro y siempre le daba ride. Total que nadie supo que se tomó, pero Gustavo, estaba preocupadísimo por él, se me hace que más de culpa que de otra cosa. Eso si, a la mera hora si le lloró mucho, cuando se fue, en la agencia, le lloraba fuerte y le pedía perdón.

miércoles, 27 de abril de 2016

Leon Bakst

Encontré un artista que me gustó mucho, y más que querer hablar mucho de su trabajo, me ocurrió una serie de pensamientos interesantes cuando me hizo preguntarme por qué me gusta, así que voy a debrayar un poco.

Leon Bakst. (1866-1924)
Hasta ahora solo sé que era un ruso diseñador, escenógrafo y pintor. Lo increible del asunto es que su lenguaje plástico pese a ser de hace más de un siglo, parece hecho por cualquier ilustrador de hoy.






Inmediatamente lo relacioné con Klimt y con Egon Schielle, mis "gustos culposos" en la pintura durante el taller de Ulises, y me pregunté, ¿Qué hay aquí? ¿A qué responden estos artistas en mi?
Definitivamente no es casualidad que mi proyecto actual se trate sobre el cuerpo.

[PARÉNTESIS: Y también me hizo preguntarme por qué algo se vuelve un placer culposo. Yo ya no creo mucho en los placeres culposos. Creo que si uno siente fascinación o admiración por algo, hay algo ahí que es importante para tí, y no es menos importante por el hecho de que compartas el gusto con el vecino reguetonero. El placer a fin de cuentas siempre es vanal y siempre es valioso. Ulises, marcado por una postura bélica, victimizante y acomplejada, te hacen pensar que hay "verdaderos valores" en el arte, y peor aún, que estos valores son igual a pintura. No solo la pintura no es el único valor en el arte, sino que no hay "valores verdaderos". Al igual que en todo en la vida, los valores son valores y vienen de diferentes causas. Hay gente guapa, hay gente inteligente, hay gente talentosa, hay gente rica. Hay perros amistosos, hay comida saludable, hay computadoras rápidas, etc. Yo creo que es igual en todo en la vida, uno busca lo que es bueno para uno y en tanto es bueno para uno es verdaderamente valioso. Así en el arte. Hay arte complejo, hay arte bonito, hay arte revolucionario, hay arte espectacular, hay arte laborioso, hay arte ingenioso, hay arte valiente, hay arte divertido, hay arte interesante, con toda la subjetividad que esto arrastra, pero uno puede afirmarlo valioso para uno y cuando uno habla de que es valioso hace falta especificar en cual de estos sentidos. CIERRO PARÉNTESIS]

Volvamos a Leon. Deconstruyéndolo rápidamente : sus dibujos-ilustraciones son personajes en un vacío plano y blanco, no hay fondo, no hay espacio. Compone a través de la pose, de las posiciones del cuerpo en el encuadre y el vestuario: telas flotantes, ropa, ornamentos, además de bonitas armonías de color que los hacen excelentes dibujos, imágenes preciosas, gráciles, placenteras al ojo como las pinturas de Klimt. 

Al igual que este y Schielle, Leon Bakst deforma la anatomía de una forma expresiva muy particular: manos huesudas, enclenques, poses extrañas: "estilizadas". Pero ¿que hay detrás de esta fórmula de "estilización" del cuerpo, repetida no solo en la secesión de Viena sino en la industria de la moda? no estoy seguro, tal vez cierta feminidad, delicadeza, androginia.

Podría hacer un ensayo visual de la manera en la que estos artistas se relacionan con las estéticas que me gustan: Final Fántasy (diseño de personajes en videojuegos), Alexander Mc Queen (moda), los videos de Björk, la ilustración fantástica. Pero el asunto se vuelve demasiado amplio, pues está muy diluido en la cultura visual de los mass media, en el consumismo individualista, en la crisis de identidad, el culto al cuerpo, el hedonismo. Y todas estas concordancias al final parece que resultan triviales. Pero hay algo aquí, algo más que lo trivial, o algo detrás de lo trivial.

Encuentro un enorme placer en proyectarme en otras identidades y personajes. La estilización del cuerpo es eso, una transhumanización que todos deseamos: ser algo, ser alguien, y por eso está en todos lados en nuestra cultura actual.

Pero hay un elemento que tiene Leon Bakst que lo hace particularmente gozoso para mi: la danza. 

Leon Bakst tiene esta gracia, compone a través del cuerpo, representa personajes gráciles y estilizados, pero además expresa mediante el lenguaje corporal. Y no es que sean retratos fieles de una danza, son posiciones icónicas, simbólicas, gráficas, están hechas para estar quietas y sin embargo expresan de una manera muy similar a la danza, haciendo sentir el cuerpo, combirtiendo el cuerpo en un valor abstracto.

Cuando uno baila ya no es persona, es canción. Las manos ya no son manos, los pies ya no son pies: son ritmos, movimientos, números, palancas, balanzas, trazos, figuras, caricaturas.
Supongo que ahí mi fascinación por estos artistas: por su doble manera de utilización del cuerpo, tanto como espacio gráfico-valor abstracto-formal-cromático, como su poder empático, representacional. El cuerpo juega en el campo representacional y abstracto a la vez. No hay escena, el cuerpo es la escena. Yo soy la escena. No se trata de algo, se trata de alguien. El cuerpo aquí se hace uno con el dibujo, tal como en la danza se hace uno con la música.

Dejo aquí a Shielle para establecer esa relación, aunque después de ver a Bakst se queda bastante soso y tieso. Schielle es el deseo sexual y aunque interroga ese deseo, reduce el cuerpo a carne. Bakst expresa la escencia completa de un personaje en escena, con toda su complejidad.





También me gustaría establecer una relación aquí con mi fascinación ante el skate (en al cual podría ahondar en otra ocasión). Que creo que de alguna manera se vincula con esta misma sensibilidad hacia la transmaterialización ambivalente del cuerpo como identidad y cosa a la vez.



Y finalmente, retomando el asunto de la superación de los gustos culposos, dejo aquí un video de K-Pop con una coreografía increible, que también responde a mi fascinación ante el cuerpo y sobre todo, al igual que en el skate, la profunda admiración ante cuerpos que pueden hacer lo que yo no puedo hacer, que son lo que yo no soy.

...VELO!